James Nachtwey: “Hasta en los mayores infiernos he visto espacio para la esperanza”.
«Siempre ha habido guerra. La guerra se extiende, rabiosa, por el mundo en este preciso momento. Y hay pocas razones para creer que la guerra dejará de existir en el futuro. Así como el hombre se hace más civilizado, los medios para destruir a su semejante se han hecho siempre más eficientes, crueles y devastadores. ¿Será posible darle fin a una forma de comportamiento humano, que ha existido siempre a través de la historia, por medio de la fotografía? Las proporciones de esa idea parecen ridículamente fuera de balance. Sin embargo, esa sola idea me ha motivado». —James Nachtwey
James Nachtwey –uno de los fotógrafos de guerra más importantes del siglo XX– cumplía no hace mucho 30 años de profesión fotografiando para Time; treinta años fotografiando la guerra, la enfermedad, la pobreza, el sufrimiento y la hambruna. Nachtwey ya planteó las dificultades de su trabajo en el documental «War photographer«, publicado en el año 2002 y nominado a los Oscar. Tal y como él mismo asegura, las fotos nos muestran lo que ocurre de verdad, el fotoperiodista es un altavoz de los dramas humanos y a veces el último recurso para que se escuchen los gritos de dolor de muchas personas olvidadas. «Uno de sus trabajos más reconocidos fue de hecho publicado 10 años después del atentado del 11 de Septiembre en Nueva York. Natchwey se encontraba allí en esa fecha […] aunque numerosos rollos de película solo vieran la luz una década después».
Nombrar a Nachtwey es hacer clara referencia a uno de los más grandes maestros del fotoperiodismo moderno. Como supongo lo es tratar ‘solo imaginar’ todo aquello que –a lo largo de su obra nos enseña, por no decir imposible; siendo la muerte, asesinato, el común denominador y no la vida. Su documental trataba además de concienciar sacudiendo la costra de la indiferencia mediante planteamientos como: el compromiso humanista, el respeto al prójimo y la incipiente necesidad de atestiguar sobre lo peor.
Inferno
Sin lugar a dudas, Inferno es uno de sus mejores y extraordinarios trabajos que bien merece un aparte. Una obra monumental, publicada en 1999, cubierta de paño negro de gran espesor — más de 4 kilos de peso — que recoge en sus 480 páginas 382 fotografías en blanco y negro, recreando la crudeza de la guerra y los países subdesarrollados. Una visita guiada por el Inferno […] o cuanto menos los últimos 10 años de infierno que han vivido lugares como Rumanía, Sudán, Bosnia, Somalia, Zaire, Chechenia, India, Ruanda y Kosovo; imágenes verdaderamente impactantes –terribles todas– como algunas de las que a continuación muestro.
Inferno se siente como un cenotafio, un monumento dedicado a la memoria de las víctimas, que precisamente no son víctimas de cataclismos naturales. Éstas, son las víctimas de la codicia humana por el poder, la violencia, la estupidez y los impulsos destructivos del ser humano. Somos nuestra propia pesadilla –inclusive fingiendo ignorar– aún cerrando los ojos ante el hecho de que miles y miles de personas pagan un alto precio por nuestra sociedad hiper-consumista con su propia vida. Pretendemos exportar progreso, la benevolencia, ideales, cuando en realidad exportamos más que violencia, la destrucción y el odio; pretendemos ser campeonas del bien mientras generamos el mal más perverso [«bestia» de Brecht] a través de la cría. ¿Necesitamos verdaderamente respuestas, buscar el infierno más allá de la muerte? La obra de Nachtwey, su título no puede ser más esclarecedor y acertado; el infierno está vivo en cada una de nosotras, somos nosotras.
Diez años como la peor de las pesadillas humanas, precedidos por una cita de la Divina Comedia –originariamente titulada la «Commedia», de Dante Alighieri: Inferno
(…) «por mí se va a la ciudad doliente/ por mí se va tras el dolor eterno/ por mí se va tras la gente perdida» [5]
«Según Nachtwey, la ambición nunca debe superar la compasión por conseguir las mejores fotos –ya que su único cometido– es mejorar las condiciones de vida de las personas a las que fotografía». El fotoperiodista neoyorkino congregó el pasado 26 de marzo -en una clase magistral- a casi dos centenares de periodistas y fotógrafos sobre periodismo de guerra y humanismo, en la sesión organizada por Conversaciones Con en la sede de Madrid de la Universidad de Navarra. Unos días antes obtuvo el premio Brajnovic: galardón que la Facultad de Comunicación de Navarra otorga a aquellos periodistas cuya trayectoria se haya significado por la defensa de la dignidad humana, el compromiso social y el respeto.
Durante su intervención, el reputado fotoperiodista confesó que gran parte de la inspiración de su carrera profesional tiene origen tras contemplar en el Museo del Prado los grabados de los desastres de la guerra de Goya, después de su etapa universitaria. En su opinión, «Goya es el patriarca del fotoperiodismo de guerra aunque en su época no existiera la fotografía».
La verdad, siempre; «el periodismo, en su sentido más puro, es imparcial […] pero no es lo mismo que ser neutral en un conflicto», explicó Nachtwey; «la acumulación de datos presenta una narrativa, que permite al periodista percibir perspectivas, formar opiniones y hacer juicios; la narrativa puede hacernos simpatizar con uno u otro bando. Pero nuestras simpatías no justifican la tergiversación. Distorsionar los hechos sería crear propaganda, tenemos que confiar en nuestros lectores, reconocer que pueden entender temas complejos», aseguró.
El periodismo del ‘nanosegundo’
Para el fotógrafo no es perfecto, no narra la Historia, no muestra lo que pasó ayer, no incluye las justificaciones de odio y desprecio que motivaron a alguien que no era un bárbaro a actuar como tal; pero es el nanosegundo de la eternidad: «Es como un abrir y cerrar de ojos en el gran esquema de las cosas. En ese nanosegundo de eternidad hay mucho más que aprender, somos testigos de la injusticia, de la crueldad, del sufrimiento, de la tortura y la tragedia, de la envidia, de la arrogancia, pero también aprendemos el valor de la tolerancia, de la integridad, del respeto, de la amabilidad, del coraje, de la compasión, de la amistad, del humor y del perdón» ; «Ojalá no hubiera tenido que tomar ninguna de las imágenes, como decía Robert Capa, el deseo más profundo oculto de cualquier fotógrafo de guerra es quedarse sin trabajo». —Nachtwey
Sin la obra de Picasso — Guernica — ¿qué se sabría de ese pequeño pueblo vasco? La psique humana necesita leyendas y mitos para excitar su imaginación, definir una y otra vez su identidad. No hay mejor mito o leyenda que el qué se inicia en la tragedia, y termina con él o ella. Infinidad de historias humanas han sido escritas con este tipo de herramientas, desde cualquier rincón del planeta. La historia puede ser nada más que hechos (¿?), a veces sórdidos, mudos, aburridos […] Un millar de palabras en una fotografía claro que no pueden explicar la historia, aunque sí puede describir una historia y con ella el resto.
Fragmento de una entrevista a James Natchwey realizada por Dena Cowan
DC: ¿Dónde está tu limite? ¿Cuándo dices no puedo hacer esta fotografía porque es demasiado..?
JN: ¿Por qué es demasiado qué?
DC: Porque puede dañar a la gente involucrada o porque puede ser ofensivo…
JN: ¿Ofensivo a quién o a qué?
DC: Al espectador o a la gente involucrada…
JN: Creo que la gente se debe ofender con el genocidio. Se debe ofender con la limpieza étnica. Se debe ofender con el hambre. Mi trabajo no es hacer que esas cosas sean cómodas o fácilmente digeribles. Mi trabajo no es hacer sentir cómoda a la gente con estas cosas, ni entretenerles. Mi trabajo es concienciar a la gente del hecho de que son crímenes contra la humanidad.
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—Loli Lopesino
Imágenes @ James Nachtwey
Imágenes «Inferno«.
[5] Inf III, 1.
Fantástica entrada!
Un abrazo, Loli.
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Me alegra mucho leerte María; aquí, en tu magnífico blog.
Otro enorme para ti. ¡Muchas gracias!
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La fotografía de arriba me parece un acto reflejo de un profesional que esta «acostumbrado» a que le suenen disparos por todos los sitios.
Una gran foto y documento
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Muy cierto pepemiralles. Nachtwey, fue herido de bala en una pierna el año pasado. Ocurrió exactamente en Lituania, en Enero de 2014.
Gracias. Un saludo afectuoso.
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La guerra es la prueba de que los dioses de la bondad nunca exitieron. Superduque
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Gracias superduque, gracias por la guinda magnífica.
Un abrazo enorme.
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