Paulina «Lina» Odena García, in memoriam.

“Rojas: las mujeres republicanas en la Guerra Civil” de Mary Nash 
Rojas, pretende destacar y explicar una dimensión fundamental, pero poco conocida, de la Guerra Civil: el universo femenino de la lucha antifascista a partir de la experiencia colectiva y el protagonismo de las mujeres republicanas. Tras un capítulo introductorio que presenta una amplia panorámica de la dinámica social femenino en la España contemporánea, se aborda el análisis de la trayectoria histórica de las mujeres y de cómo fueron capaces de incidir en el proceso de cambio social a pesar de las importantes restricciones de género existentes,construyendo respuestas colectivas desde sus identidades plurales como antifascistas, revolucionarias y mujeres. Designadas en el imaginario público franquista e internacional como “rojas”, algunas adoptaron una actitud revolucionaria o de izquierda, otras definieron su identidad como demócratas y antifascistas en tanto que muchas asumieron su identidad colectiva como mujeres y madres construyendo desde ella una compleja respuesta colectiva antifascista. Hubo también quienesdefendieron sus intereses, incluso desde una perspectiva feminista. Marcadas por los arquetipos de género de la época, las mujeres asumieron un protagonismo activo en la España republicana que puso en cuestión muchos de los supuestos tradicionales en torno a ellas. El dibujo Las Heroínas, de Moliné, que ilustra la portada de este libro, constituye una magnifica representación visual de cómo las mujeres rompieron cadenas en su movilización colectiva contra el fascismo. El propósito de esta obra no es otra que el poner de manifiesto esta faceta liberadora de la lucha de las mujeres durante la Guerra Civil, examinando los elementos de continuidad que dificultaban la ruptura en el marco de un proceso revolucionario que, pese a todo, seguía caracterizado por la mentalidad, las actitudes y los prejuicios masculinos. ---Mary Nash, Barcelona, julio de 1999. (Ed. Taurus, Madrid, 1999)

Así refiere —Mary Nash en su libro a la protagonista de este post, Lina Odena 

“En el verano de 1936 la figura heroica de la miliciana se convirtió rápidamente en el símbolo de la movilización del pueblo español contra el fascismo. Mujeres como la joven activista Lina Odena personificaron la resistencia antifascista en las leyendas de la guerra. Odena era una destacada dirigente de las JSU, el movimiento juvenil comunista, y secretaria general del Comité Nacional de Mujeres Antifascistas. Luchó en el sur de España al comienzo de la guerra y se quitó la vida en septiembre de 1936, cuando estaba a punto de ser capturada por el temible cuerpo norteafricano de tropas moras de Franco, en el frente de Granada”. Hubo un batallón con su nombre.

También lo hizo, entre muchas otras —Isidora Dolores Ibárruri Gómez, «La Pasionaria»

”… Siempre dispuesta, activa, cariñosa, abnegada, riendo con sano optimismo ante las mayores dificultades. Su voz, con fuerte acento catalán, hablaba de trabajo, de organización, de victorias, de triunfos decisivos sobre el fascismo…”.

Una de las pocas mujeres que empuñó un fusil


#LinaOdenaPaulina —Lina— Odena García nació en Barcelona el 22 de enero de 1911. Los padres, José y Mª Dolores, eran dos modestos industriales que regentaban una sastrería en el Pasaje Lluis Pellicer s/n, sito en el barcelonés barrio del Eixample. Lina, todavía una adolescente, ayudó en el negocio familiar; primero como aprendiza y más tarde como sastresa. Ingresada muy joven en el PCE, tras romper con su familia de la que se emancipó, fue enviada a la URSS en julio de 1931 junto con otros varios jóvenes catalanes, en una estancia que duraría 14 meses, pasando allí a cursar estudios en la Escuela Marxista-Leninista de Moscú, escuela donde se formaban los cuadros y donde coincidió con Jesús Hernández, futuro miembro del Buró Político del PCE o con Enrique Lister Forján y Juan Guilloto León, más conocido por Modesto.

A su regreso a España, pasó a formar parte de las Juventudes Comunistas de Cataluña del recién creado Partido Comunista de Cataluña (PCC), dirigido en aquel entonces por Ramón Casanellas. A la caída de Bullejos, secretario general del PCE, y con él Etelviro Vega, secretario general de la Federación Nacional de Juventudes, al celebrarse el III Congreso de las UJC, Lina pasó primero formar parte del Buró Nacional del PCE como delegada para Cataluña; más tarde, en febrero de 1933, sería nombrada secretaria general de las Juventudes Comunistas de Cataluña, pasando también a ser candidata al Parlamento de la República aquel mismo año.

Al producirse en Cataluña la sublevación de octubre de 1934 Lina Odena fue una de las pocas mujeres que empuñó el fusil, participando activamente en algunos combates que tuvieron lugar en la carretera de la Rabassada o en San Cugat (…)

Fuente y artículo completo: Lina Odena por Antonio Gascón Ricao.

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En «Catalunya roja» publicó un articulo titulado “A las mujeres obreras” – 29 junio de 1933

“La Lliga trabaja febrilmente por medio de sus organizaciones en las sacristías convertidas estas en oficinas electorales y principalmente entre las familias obreras que reciben algún socorro de las organizaciones cristianas”. Respecto a la Ezquerra su discurso de que las mujeres no están preparadas y que su participación electoral puede ser perjudicial para la República, “se sustenta en los movimientos y maniobras que se ven por parte de la Iglesia”. Según Lina Odena, el Partit Comunista de Catalunya “ha luchado siempre por los derechos políticos y sociales de la mujer, pues reconoce que solo con la participación activa en la lucha, la mujer adquirirá una educación política y plena conciencia de sus actos y si bien puede ser que al principio las derechas obtengan algunos votos de las mujeres obreras debido a las influencias que ejercen sobre ella, en cambio esta se dará cuenta rápidamente de cual es el verdadero partido de clase que defiende a los obreros, el Partido Comunista y poniéndose al lado del mismo, luchará por su emancipación total, contra el capitalismo que la explota y la esclaviza, y por la instauración de un régimen comunista de igualdad completa”.

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El 14 de septiembre de 1936, junto al Pantano de Cubillas, cerca de Granada, Lina, equivocadamente al errar en un cruce el chófer que la acompaña, entró con su coche en un control falangista, y antes de caer prisionera del enemigo, sacando su pistola, se suicidó. El cuerpo de Lina reposaba hasta hace unos años en la fosa 122, Patio de la Ermita, del cementerio de Granada, pero al no ser reclamados por nadie sus restos pasaron a engrosar un anónimo osario.  

Ya no veremos tu risa. Tu estrella de Comandante! 

Ya tus palabras guerreras no encenderán nuestra sangre. 

Ya no sonará tu voz por los soldados leales.

Sólo sonará tu cuerpo cayendo en los olivares. Solo contra las arenas a la luz sonará tu sangre. 

Tu caíste Lina Odena pero no tus libertades, que de Málaga a Granada tierra, trigo y olivares… Y las novias y las madres no tienen ya criminales.

¡Que de Málaga a Granada los caminos son leales! ¡Que todo alberga alegrías solo tu muerte pesares!Lorenzo Varela

Odena

Lina Odena, Lina Odena,

tu nombre suena en el aire,

atraído por el viento,

al son del clamor triunfante.

Como presa del recuerdo,

de una mujer de coraje,

que supo morir de honra,

antes que vivir cobarde. [10]  — Eugenio Sastre 

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—Loli Lopesino.

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Referencias:

Hoja calendario Lina Odena fototeca histórica

Ficha policial Lina Odena – Photo taken on 10 January 2008 (© Fundació Pere Ardiaca / Flickr)

10 Eugenio Sastre, «Romance a Lina Odena», en el Soldado, editado por la Delegación de Prensa y Propaganda del C.R.I.M. nº 19, 10 de noviembre de 1938.

22 Respuestas a “Paulina «Lina» Odena García, in memoriam.

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  2. LAS TRECE ROSAS ROJAS
    «Que mi nombre no se borre en la historia»
    Julia Conesa

    En calle de Coloreros,
    a espaldas de San Ginés,
    la tragedia se gestaba
    y las Rosas no la ven.

    Las jóvenes comunistas
    (y Blanca Brisac no lo es),
    agosto del treintainueve,
    aherrojadas se ven.

    Van cayendo escalonadas
    cuando las van delatando,
    cediendo ante las torturas,
    hombres en frentes bregados.

    Martina y Carmen Barrero,
    Pilar y Julia Conesa,
    Ana López, y Virtudes
    y Elena Gil y Adelina.

    Dionisia las acompaña,
    Joaquina entra en la lista,
    Victoria forma en el grupo,
    y Luisa cierra la fila.

    Trece son las Trece Rosas
    del agostado jardín,
    de un Madrid de cárcel pútrido
    y un Gólgota por venir.

    Gritos en comisarías,
    siempre en ristre los vergajos,
    la capital de la gloria
    ahora es la del espanto.

    Cuerpos en sangre bañados,
    miembros rotos y tullidos,
    dientes fuera de su base
    y horrores entre suplicios.

    Las Rosas son deshojadas,
    ¡temblad, almas de vencidos!,
    que esta tierra de Caín
    no ha de daros un respiro.

    Silencios espeluznantes,
    insultos, carreras, gritos,
    gemidos, voces de infamia,
    ¿Tú donde estás?, ¡oh, Dios mío!

    Pasan a todas a Ventas,
    a la cárcel de mujeres,
    viviendo un mundo dantesco
    en hacinamiento envuelto.

    Las acusan de la trama
    y muerte de Gabaldón,
    de formar una conjura
    o un entramado mayor.

    Sin fundamento y sin base,
    sin garante o defensor,
    sin testimonios ni pruebas,
    todos condenados son.

    Los culpables son hallados,
    fusilados con fruición,
    días después del suceso
    que el crimen se perpetró.

    ¿Eran cuatro o eran tres
    los funestos asaltantes,
    que al cometer un atraco
    un infierno desataron?.

    Se abrió la cárcel de Ventas
    y su cancela gimió,
    cuando traspasó la verja
    la muerte en un camión.

    Subieron las Trece Rosas
    y ahora el camión lloró,
    al contactar con su suelo
    de la inocencia el dolor.

    Las Trece Rosas marchitas,
    un cinco de agosto vio
    Madrid cuando despertaba
    sumido en el estupor.

    Osario de la Almudena,
    antesala del horror,
    ten ya dispuesta tu tapia
    y dales tu bendición.

    Alba de un cinco de agosto,
    preludio de un gran calor,
    nimba a las rosas las frentes
    que hoy acceden ante Dios.

    Puestas las Rosas en fila,
    dando cara al pelotón,
    «¡apunten, disparen, fuego!»,
    y el crimen se consumó.

    Trece Rosas de Madrid
    soñando un Madrid mejor,
    vuestra entrega no fue vana
    pues el rosal floreció.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  3. DON MANUEL AZAÑA
    «El mensaje de la patria eterna
    que dice a todos sus hijos:
    paz, piedad y perdón».

    Lúcido y hombre de Estado,
    republicano y patriota,
    el peso de la derrota
    acabó el sueño dorado.
    Prontamente fue apartado
    y la España de su entraña
    se desangra cual montaña
    con la sangre de un torrente
    que anega a ríos de gente
    sobre el corazón de Azaña.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  4. DON ADOLFO SUÁREZ

    Presidente fue de España
    denostado y aclamado,
    auténtico hombre de Estado,
    consumador de una hazaña.
    La Patria guarda en su entraña
    y sabrá guardar memoria
    de un español que a su gloria
    le trajo la Democracia
    con cívica hispana audacia
    y entró de lleno en su Historia.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  5. DON INDALECIO PRIETO

    Se elevó de la pobreza
    superando la orfandad,
    dechado de honestidad
    de poderosa cabeza.
    Fue España, la fortaleza
    que don Inda defendió,
    y pese a que tanto amó
    la patria con él fue cruel,
    sufrió su rechazo y él,
    él, con su nombre expiró.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  6. DON ÁNGEL SANZ BRIZ
    El Ángel de Budapest

    Llevado de un noble impulso,
    en Budapest Ángel Briz,
    se convirtió en adaliz
    y al nazismo ganó un pulso.
    Mundo aterrado y convulso,
    abrió su casa a legiones,
    cobijo dio y protecciones
    a judíos sefarditas,
    y en su libro de visitas
    es justo entre las naciones.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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