Un joven en silla de ruedas, de 14 años de edad, se encuentra acompañado por sus amigos en el campamento de Rashidiyeh para refugiados palestinos en Tiro, Líbano, el 27 de noviembre de 2008. Israel cubrió el sur de Líbano con bombas de racimo durante la guerra de 2006 con Hezbolá. El joven perdió sus piernas debido a que accidentalmente detonó un racimo de submuniciones sin explotar que quedó después de un ataque. © 2008 Franco/Paggetti/VII
Extractos de un artículo del año 2006
1_ ¿ Utilizó Israel una nueva arma secreta de base uranio en el sur de Líbano este verano, durante el asalto de 34 días que costó más de mil 300 vidas libanesas, la mayoría civiles? Sabemos que los israelíes usaron bombas “rompefortalezas” estadunidenses en el cuartel de Hezbollah en Beirut. Sabemos que saturaron el sur de Líbano con bombas de racimo en las 72 horas finales de la guerra, dejando decenas de miles que no explotaron y que siguen matando civiles libaneses cada semana. Y ahora sabemos que el ejército israelí, aunque al principio lo negó categóricamente, utilizó también bombas de fósforo, restringidas por el protocolo de la Convención de Ginebra, que ni Israel ni Estados Unidos han firmado.
2_ Interrogado por The Independent si el ejército israelí había empleado municiones de base uranio en Líbano el verano pasado, Mark Regev, vocero del Ministerio del Exterior de Tel Aviv, respondió: “Israel no usa ninguna arma no autorizada por el derecho internacional o las convenciones internacionales”. Esto, sin embargo, suscita más preguntas de las que responde. Buena parte del derecho internacional no cubre armas modernas de uranio porque no se habían inventado cuando se redactaron reglas humanitarias como las Convenciones de Ginebra, y porque los gobiernos occidentales todavía se niegan a creer que su uso puede causar daño a largo plazo a la salud de miles de civiles que viven en la zona de las explosiones.
[…] El presente informe, el tercero que publica Amnistía Internacional sobre algunos aspectos del conflicto, se centra en los ataques israelíes que causaron la muerte a civiles así como en el impacto que han tenido entre la población civil otros ataques de las fuerzas israelíes. También examina la afirmación de que Hezbolá utilizó a civiles como “escudos humanos”. En documentos anteriores, Amnistía Internacional centró su análisis en los ataques de Israel contra las infraestructuras de Líbano y en los bombardeos con cohetes llevados a cabo por Hezbolá contra el norte de Israel.
Durante el intenso bombardeo israelí por tierra, mar y aire murieron más de 1.000 civiles libaneses, de los cuales aproximadamente un tercio eran menores de edad. Algunas de las víctimas fueron alcanzadas en sus hogares; otras murieron en sus vehículos cuando trataban de acatar la orden israelí de evacuar sus pueblos. Y otras más perdieron la vida cuando los misiles y bombas israelíes cayeron sobre ambulancias, fábricas, escuelas y otros edificios civiles.
Este informe se basa en un considerable volumen de trabajo sobre el terreno llevado a cabo en Líbano e Israel durante la guerra y con posterioridad a ella, que incluyó conversaciones con autoridades israelíes y libanesas, así como en el análisis de las normas jurídicas pertinentes. El documento concluye que las fuerzas israelíes cometieron graves violaciones del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, incluidos crímenes de guerra. En especial, las fuerzas israelíes lanzaron ataques indiscriminados y desproporcionados en gran escala. Entre ellos se cuentan el sostenido bombardeo de artillería en el sur de Líbano y, particularmente, el uso generalizado de bombas de racimo en zonas civiles durante los últimos días de las hostilidades, acto que ha dejado un legado mortífero que sigue ensombreciendo la vida de la población civil.
Informe completo (aquí).
Cifras aproximadas:
100.000 personas han muerto aproximadamente por la explosión, muchas veces retardada, de los proyectiles desgajados de las bombas de racimo, según un cálculo que se empezó a hacer en 1965.
1/3 de los fallecidos son niños, según las estimaciones de los organismos que trabajan en esta materia.
El 98% de los muertos han sido civiles, lo que evidencia los efectos totalmente indiscriminados de este tipo de armamento.
40 años es el periodo aproximado en que las bombas desprendidas pueden resultar todavía letales.
El 30% de los explosivos no llegan a estallar en la caída, por lo que su riesgo se mantiene durante ese periodo.
800 millones de bombas de racimo es el arsenal de que dispone Estados Unidos… el mayor productor mundial.
6.000 bombas de racimo dice haber destruido ya el Ministerio de Defensa español, este, afirma haber sido el primero en materializar los compromisos de Oslo.
Fuente: Web
Algo de historia
El grupo Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, advertía: “la erradicación de los daños causados por estas armas inhumanas exige su prohibición absoluta y completa contenida en la Convención”. “Más de dos años después de la adopción de la convención sobre bombas racimo, Estados Unidos y otras potencias militares continuaron activamente resistiéndose a la convención”.
Así lo manifestó el grupo en un libro de 224 páginas: “Meeting the Challenge: Protecting Civilians through the Convention on Cluster Munitions”
Durante la Guerra de Vietnam (1965-1975), Estados Unidos arrojó más de dos millones de toneladas de bombas sobre Laos. Esto, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, supera los explosivos lanzados sobre Europa durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
El empleo a gran escala más reciente de estas armas se produjo en la guerra entre Georgia y Rusia , (agosto de 2008). Human Rights Watch lo consideró el primero desde los ataques de Israel contra el Líbano en 2006.
En las últimas 72 horas del conflicto de 2006, Israel habría disparado más de 1.800 misiles con bombas de racimo que contenían 1,2 millones de submuniciones.
Dos meses después del cese de las hostilidades, entre “tres y cuatro personas” morían o quedaban mutiladas al día como consecuencia de la explosión de estas bombas totalmente desperdigadas por el territorio Libanés.
Y bueno, obvio que, más tarde o temprano; ¿Quién se acerca para investigar, jugar con éstas bombas que además tienen un enorme parecido a las latas de Co.Cola?
Imagen: Finbarr O’Reilly/Reuters
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— Loli Lopesino
Esto si que es empezar, ó mejor dicho continuar con la fuerza y la contundencia que te caracteriza. La pregunta es si el nuevo sitio no tendrá censura para proteger asesinos. Ya sabes que los negociantes de armas y protesis lo ven todo.
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No lo pondría en duda Carlos 😉 Es más, lo dejamos en cuarentena ¿sí?
Gracias, mil gracias.
Pdta. Que lindo es leerte […]
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